Cuando el cristiano descansa. Aunque el Señor no nos quita siempre la carga cuando se la entregamos, pero nos da fuerzas para sobrellevarla, sustentándonos para que no caigamos bajo su peso.
Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
— 1 Pedro 5:7
[bctt tweet=»El Señor no nos quita siempre la carga cuando se la entregamos, pero nos da fuerzas para sobrellevarla, sustentándonos para que no caigamos bajo su peso.» username=»iglesiabiblicar»]
Una tarde de verano salí con dos de mis nietos a dar un paseo por el campo. Teníamos que cruzar un riachuelo. El mayor de ellos me dio la mano y cruzó el curso del agua saltando por las piedras. La más pequeña quedó en la orilla esperando mientras lo hacía su primo. Luego regresé a buscarla, pero cuando intenté hacer lo mismo con ella, se asustaba y no quería cruzar, ni en mis brazos. De pronto, el que ya había pasado, le gritó: No te asustes; el abuelo tiene cuidado de nosotros. Fue lo que necesitaba, la pude tomar en mis brazos y cruzar con ella el riachuelo.
Esta es la verdad del versículo, reflejo de las palabras del salmista (Salmo 55:22). Dios sabe de nuestras ansiedades y miedos, conoce nuestros conflictos y ve nuestras lágrimas. En medio de todas esas circunstancias nos pide que le entreguemos nuestra ansiedad. La palabra, traducida en el Salmo por carga, expresa la idea de lo que Él te da. Dios pide que lo que ha permitido que esté sobre nosotros, lo pongamos sobre Él.
¿Qué debemos hacer con las pruebas, las cargas o las angustias?
Ponerlas, o entregarlas al Señor. Es sorprendente, permite nuestras cargas para que las echemos sobre Él. Ellas son para nosotros como el contrapeso en la quilla de un velero. Sin ese lastre la nave volcaría fácilmente con la fuerza del viento o las olas del mar. En la debilidad, nuestra fe se perfecciona en el poder de Dios (2 Corintios 12:9). El Señor no nos quita siempre la carga cuando se la entregamos, pero nos da fuerzas para sobrellevarla, sustentándonos para que no caigamos bajo su peso. La promesa no es quitar el peso, sino mantenernos fuertes a nosotros. Muchas veces no nos es quitado el sufrimiento, pero somos sostenidos en él. La admirable gracia de Dios no promete quitar la carga, pero sí sostener al cargado para que puede llevarla. El creyente descansa cuando presenta la carga al Señor y espera en Su providencia. Recuerda…
El creyente descansa cuando presenta sus cargas al Señor Jesús
[bctt tweet=»puede haber paz cuando el pensamiento está lleno de Dios y el alma llena de fe. – Samuel Pérez Millos» username=»iglesiabiblicar»]
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Autor: Samuel Pérez Millos
Fuente: BBN
Imagen: Pexels.com