Grandes cosas hace Dios
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“Él hace grandes cosas, que nosotros no entendemos”
— Job 37:5
Dios es grande y su obrar es también engrandes cosas. El versículo afirma esta verdad. Cuando actúa manifiesta Su grandeza, de manera que lo que hace escapa generalmente de la comprensión del hombre, al ser infinita. Pero, además, las cosas que Dios hace son también incomprensibles. La Biblia nos enseña a alabarle porque
«su grandeza es inescrutable”
— Salmos 145:2
El versículo nos invita a considerar primeramente la grandeza de Dios a la luz de las grandes cosas que hace. La primera mirada tiene que ser a la grandeza de la creación. El impacto que el universo produce en quien lo observa es asombroso.
Millones de estrellas formando enormes galaxias que se sustentan y funcionan con una precisión matemática, es la manifestación de la grandeza de Dios. Todo esto vino a la existencia por Su palabra. Tan sólo fue suficiente que la omnipotencia se hiciera oír en un mandato: Sea, para que la creación fluyese como un juego de los dedos divinos. Pero, no solo hace grandes cosas en la dimensión cósmica del universo, sino en el pequeño mundo del hombre. La tierra es una exhibición de la grandeza divina. Nosotros mismos somos una admirable referencia de la infinita sabiduría de Dios. Los miembros de nuestro cuerpo, la compleja estructura de la mente, la admirable grandeza de nuestros ojos, la actividad del corazón y de cada órgano sorprende por su precisión. De ahí que no podamos por menos que decir “Él hace grandes cosas”.
Pero la grandeza de Dios tiene que ver también con cada situación de la vida del creyente. En ocasiones el permiso divino trae a nuestra experiencia, las dificultades de una prueba, la tristeza de una situación, los dolores de una enfermedad, el abandono de alguien a quien amamos, o la crítica y murmuración que lastiman profundamente. Cualquier circunstancia, por compleja que nos parezca, no escapa al conocimiento de Dios. En aquello que a nosotros nos parece incomprensible y nos cuesta entender que sea permitido, Él está haciendo grandes cosas, que no entendemos. Está consolidando nuestra fe, animándonos para que nos acerquemos más a Él, enseñándonos el camino conforme a Su propósito, y despertando en nosotros una nueva visión orientada, no hacia lo que estamos pasando, sino al glorioso futuro que prepara para nosotros.
El versículo que nos hace ver a Dios, nos lleva a conocer que muchas de las cosas que Él hace nosotros no las entendemos. Su pensamiento es grande, infinitamente más grande que el nuestro. Sus caminos nos parecen estrechos, dificultosos, resbaladizos y complejos, pero son mucho más altos que nos nuestros. Todo lo que permite es bueno, porque Él es bueno. En ocasiones procuramos hacer lo que nos parece mejor, pero es Dios quien hace aquello que no entendemos y que sin embargo es lo mejor para nosotros.
Quiero conocer esta verdad: “Él hace grandes cosas que yo no entiendo”. No quiero resistirme a la admirable experiencia de sentir que está conduciendo mi camino. Quiero mirar el futuro como una etapa llena de Su gracia, porque se que