Deshágase de la idea que el contentamiento requiere bienestar.
«Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.» 2 Corintios 12:7-10
El contentamiento es posible, no importa lo terrible que puedan ser nuestras circunstancias. Cuando estuvo bajo arresto domiciliario, Pablo escribió: “He aprendido a contentarme con lo que tengo. Sé vivir en la pobreza, y sé vivir en la abundancia. En todo lugar y en todas las circunstancias, he aprendido el secreto de hacer frente tanto a la hartura como al hambre, tanto a la abundancia como a la necesidad. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece!” (Filipenses 4:11-13).
De nuevo nos encontramos con lo mismo. ¿Se dio cuenta? El secreto del contentamiento de Pablo era saber que la fortaleza de Cristo se perfeccionaba en su debilidad. Lo entendió de verdad… ¡Y qué liberador se le volvió este concepto!
El tema del sufrimiento es delicado. No es fácil tratarlo, porque sé que estoy escribiendo a personas que lo han conocido con una profundidad que yo nunca he experimentado. Tampoco quiero dar la impresión de que soy un modelo en cuanto a cómo enfrentarlo. Para ser sincero con usted, son incontables las veces que no sé cómo responder adecuadamente a la adversidad. Es mucho más fácil escribir un capítulo sobre la adversidad, que modelar esas cosas que se ven tan bien por escrito. A veces caigo en la autoconmiseración, tengo un quebrantamiento de corazón y mi espíritu decae. Por tanto, si esa es su experiencia en este momento, puedo identificarme con usted.
Mi deseo es que usted y yo nos aferremos a la gracia y que cultivemos la firmeza en medio de nuestro sufrimiento, al igual que Pablo. Y, de paso, que nos independicemos de la frenética búsqueda de la felicidad tan generalizada en nuestra cultura. La felicidad es un subproducto del contentamiento. Después que Pablo descubrió eso, vivió de esa manera. Yo todavía no he llegado completamente a eso; y lo más probable es que usted tampoco. Por eso, seguimos adelante, creciendo y aprendiendo, recordando que el Señor debe crecer, y nosotros menguar.
La próxima vez que usted escuche que tocan a su puerta la queja porque piensa que tiene poco, la autocompasión, la insatisfacción, los anhelos de tener más o poseer otra posición antes de abrirla repita estas palabras para usted mismo.
“Su gracia es suficiente para mí”
Autor: Pr. Charles R. Swindoll
Fuente: BBN Instituto Bíblico
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