Mientras David considera el impacto de la incomparable Palabra de Dios, en la segunda sección del Salmo 19. Él siente el impulso de elogiar el valor de la Escritura. Él utiliza dos ilustraciones con el propósito de hacer una comparación. Recomendamos leer el Salmo 19
1. Oro… oro fino (v. 10). David, siendo el rey de Israel, conocía el valor que tiene el oro. Él tenía mucho oro. Y al igual que en la actualidad, se le consideraba una de las posesiones más preciadas. El poder de un rey — su capacidad de gobernar y realizar sus actividades — se medía parcialmente por la cantidad de oro en su tesoro. La frase, «oro fino» se refiere al oro purificado en contraste con piezas de joyería, monedas o polvo al azar. A través de la historia, este metal preciado sigue un proceso riguroso con el cual se remueven las impurezas, incluyendo otros metales. El resultado es la riqueza concentrada y no adulterada en la forma de un lingote.
2. Miel… panal (v.10) David dice que la Palabra de Dios es más dulce que la mayoría de los alimentos. Note que no se está refiriendo solamente a la miel si no a la miel que fluye del panal. Durante mucho tiempo de su juventud, David vivía en el desierto y aprendió a sobrevivir en él. Pregúntele a cualquier experto en supervivencia y él le dirá que encontrar un panal de miel es como encontrar un tesoro. Son puras calorías en la forma más deliciosa. Además, existen varias metáforas que podemos considerar:
- Es provista por el trabajo de alguien más; la abeja prácticamente nos la sirve en el plato.
- Es un alimento natural que no necesita una gran cantidad de tiempo de digestión para que comience a funcionar. La miel provee energía instantánea.
- Tiene un sabor incomparable. No hay nada que tenga la dulzura y el rico sabor de la miel.
En pocas palabras, la miel es una analogía muy apropiada.
Lea nuevamente esas tres cosas teniendo en mente la Palabra de Dios. Tenemos su palabra por medio del esfuerzo de otra persona. Empieza a funcionar inmediatamente que entra a nuestro sistema espiritual. Y no existe otra literatura que pueda compararse con su singularidad. El creyente que realmente conoce y aplica su Biblia evita una gran cantidad de pecados simplemente porque cree en las señales de advertencia de Dios. La palabra de Dios también revela el error, el pecado, la presunción y la transgresión de aquellos que meditan en las páginas de la Escritura.
¿Cómo se ha beneficiado de su conocimiento de la Biblia?
Piense en términos prácticos, tales como el matrimonio, la familia, el trabajo, la ética y la toma de decisiones. Repase el Salmo 19 y considere los «errores», las «faltas ocultas» (v. 12) así como los «pecados de arrogancia» (v. 13). Pídale a Dios que se los revele esta semana.
Luis Maturano
Fuente: BBN Instituto Bíblico
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