“¡Gloria a Dios en las alturas,
Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!”
Lucas 2:14
Vivimos en un mundo carente de paz social, buscamos y exigimos de múltiples formas que nuestros gobernantes tomen medidas justas y sabias, que procuren el bienestar de la población y no solamente de sus bolsillos. Absortos miramos los medios de comunicación o grabaciones ciudadanas donde personas que buscan surgir son maltratadas e incluso despojadas de sus pocas pertenencias. Y en otros casos, madres extranjeras embarazadas con situación irregular, en el país reciben una atención inhumana en salud pública, poniendo en riesgo su vida y la de sus bebés. Triste pero real.
Tan parecido a los tiempos de Jesús, donde los judíos pagaban impuestos excesivos, leprosos vivían desterrados en lugares alejados de sus familias y repudiados por otros sin planes de salud e higiene a los cuales acceder que cubrieran su enfermedad. Donde hacerle un favor a los extranjeros samaritanos era impensado, y las diferencias de clase sociales eran muy comunes. La religiosidad abundaba y las buenas obras hacia el prójimo escaseaban. En esa sociedad vivió Jesús y parece que al día de hoy no hemos cambiado mucho.
Sin embargo, Jesucristo se despojó de su grandeza y de los beneficios celestiales viniendo a nacer en un humilde pesebre pues no había lugar apropiado en Belén para que María diese a luz al Salvador de las Naciones, al Mesías Prometido. Un pesebre, un lugar maloliente, con animales y repleto de insectos, con un suelo revestido de paja, incomodo por donde se lo mire, con agua estancada imbebible para humanos y en permanente penumbra. Así se encontraba mi corazón antes del nacimiento de Cristo en mi vida, y nada bueno había en él. Su llegada no me dio tiempo de ordenar mi pesebre, ni menos hacer el vano intento por sacar toda la inmundicia acumulada por años. No pude hacer nada para que su nacimiento fuera más agradable, solo humillarme y reconocer que mi condición pecaminosa no puede ser revertida con ningún esfuerzo personal, solo aceptando el acto redentor de Cristo en la Cruz (Isaías 53:5) que me dio Salvación, perdón de pecados, un nuevo corazón y Paz para con Dios. (Juan 14:27)
[bctt tweet=»Dios envió a su Hijo pues tiene en su corazón un plan eterno para todas las personas.» username=»@iglesiabiblicar»]
“Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.”
Mateo 5:16
Ahora es mi turno:
• ¿Qué puedo hacer en este mundo adverso?
• ¿Sigo esperando que los cambios provengan de las autoridades u otras personas?
Así como Cristo vivió en una sociedad en crisis, nosotros también.
El nos encargó ser lumbreras en este mundo entenebrecido llevando su Mensaje de Paz y Salvación, las buenas nuevas a toda persona. Junto con eso nuestra vida tiene que evidenciar obras de amor para con los hombres pues estas agradan y traen gloria a nuestro Padre Celestial (1° Cor 13:1-3).
Si te sientes desprovisto de tal amor, recuerda que en Él hemos sido totalmente equipados y preparados para vivir en buenas obras, diseñadas de antemano por Dios mismo (Efesios 2:10). De ese modo seremos portadores de su gloria y otros verán la luz de Cristo en nosotros.
[su_divider top=»no» style=»dotted» divider_color=»#228800″ link_color=»#e9e9e9″ size=»1″ margin=»20″]
Autor: Daniel Muggioli.
Imagen: Unsplash
[su_button url=»https://ibrecoleta.cl/adviento-navidad-2017/» style=»flat» background=»#121720″ size=»10″ wide=»yes» center=»yes» radius=»3″ icon=»icon: arrow-circle-left» icon_color=»#f9f9f9″]Volver al calendario de Adviento[/su_button]
[su_divider top=»no» style=»dotted» divider_color=»#228800″ link_color=»#e9e9e9″ size=»1″ margin=»20″]
[contact-form-7 id=»3579″ title=»Suscripción a Boletín / post footer y sidebar»]