Pero hay algo que caracteriza al girasol o maravilla. Es la dirección que toma con respecto al sol. La flor crece y se afirma en esa dirección. En Lucas 1.35 el ángel dijo a María sobre Cristo Jesús:

«…por lo cual también el Santo Ser que nacerá…»

Jesús es Santo. Es la imagen misma de la sustancia de Dios. Es Santo en esencia porque es Dios. Él no adquirió santidad, ya es Santo. Y así como el girasol muestra esa inclinación, Jesús reveló su carácter Santo capaz de dar vida el pecador muerto, dar paz al pecador insatisfecho. Zacarías habló así antes que Jesús naciera:

«Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz.» — Lucas 1.79

Jesús es notoriamente Dios y eso se distingue. Él da luz y paz; perdona pecados; Él mismo es el camino, la verdad y la vida; Sana y libera. Jesús es Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Él dejó el cielo para traer Su gloria a la tierra. Sus discípulos lo vieron, conocieron y creyeron. Con ellos sucedió un cambio que marcó sus vidas para siempre.

Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. — Hechos 4.13

Los discípulos eran reconocidos por haber estado con Jesús. La fe en Jesús se distingue. Así como un girasol está inclinado, la vida del cristiano está marcada por Jesús. Y debo preguntarme ¿Otros distinguen a Jesús en mi vida? ¿Podrían reconocer que he estado con Jesús?