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Aquello mismo que Juan el Bautista hizo por Israel, el Adviento (el mes previo a Navidad) podemos hacerlo en nosotros. No permitas que la Navidad te encuentre desprevenido. Me refiero a que te prepares en el sentido espiritual.
¡El gozo y el cambio en tu vida serán mucho mayores si estás listo!

Para prepararnos…

Primero, meditemos en el hecho de que necesitamos un Salvador.
La Navidad, antes de convertirse en un deleite, es una acusación.

“Porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor” — Lucas 2:11

Si no necesitas un Salvador, no necesitas la Navidad. La Navidad no tendrá el efecto deseado en nosotros a menos que nos sintamos desesperados por nuestra necesidad de un Salvador.
Que estas breves reflexiones de Adviento despierten en ti la sensación agridulce de necesitar al Salvador.

Segundo, emprende un serio examen personal. El Adviento es a la Navidad lo que la Cuaresma es a la Pascua.

“Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en
mí camino malo, y guíame en el camino eterno” — Salmo 139:23

Que cada uno le prepare morada… limpiando su corazón.

Tercero, crea en tu hogar un clima de expectativa y entusiasmo
enfocado en Dios, en especial para los niños. Si estás entusiasmado con Cristo, ellos también lo estarán. Si solo puedes generar entusiasmo respecto
de la Navidad valiéndote de bienes materiales, ¿cómo provocarás en los niños sed de Dios? Concentra toda tu imaginación en hacer que
la fascinación por la llegada del Rey se vuelva tangible para los niños.

Cuarto, invierte más tiempo en la lectura de las Escrituras, ¡y memoriza los pasajes más importantes!

“¿No es Mi palabra como fuego’,
declara el Señor” — Jeremóas 23:29

Reunámonos alrededor de esa llama en esta temporada previa a la navidad. Es cálida y destella con los colores de la gracia. Es sanidad para miles de heridas. Es luz para las noches oscuras.

Necesitamos un Salvador para quitar nuestro pecado y sanar las heridas.

Fuente: Citas Bíblicas Biblia de Las Américas y Reina Valera 1960. | "Buenas nuevas de gran gozo" Adviento de John Piper

Si no necesitas un Salvador, no necesitas la navidad

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